A ti cuantas veces t ha dicho tu padre eso de que si dejaras de malgastar tu talento y t dedicaras a cosas más productivas que a retratarte con unas bragas en la cabeza, otro gallo t cantaría? No t creas, yo creo q el mío aún está digiriendo q estudiara periodismo. De nada sirve q uno, como tú, s haya licenciado y hasta doctorado, q sea Premio Nacional Fin d Carrera del Ministerio, q le seleccionaran en la Muestra Injuve d 2002, q haya representado a su país en la Bienal d Praga o q haya ganado el V Premio ABC de Pintura (q fue precisamente gracias a esto q nos conocimos). No les censuro. Nuestro concepto de aprovechamiento del tiempo y del espacio son totalmente distintos a los suyos. Ambos pertenecemos a la generación de las webcams y los “minipisos”. Todavía m acuerdo cuando le pedí al mío q se pasara por casa para colgarme ese dibujo tuyo k tengo. Ya sabes q yo soy incapaz d sostener un taladro en la mano, como para ponerme a hacer agujeritos y que la cosa quede recta. En el dibujo, a boli, como ya no puede ser d otra manera en tu caso, estás, digámoslo para ser finos, autorretratado de perfil y en pleno cortejo de hembra en la parte de atrás de sabe dios qué. Lo tuyo nunca ha sido eso de seguir los cánones. Cuando mi padre llegó a su casa, mi madre le preguntó: “Qué? Cómo es el cuadro?” (ya sabes que para personas como mi madre o mi padre todo lo que sea rectangular y esté enmarcado es un cuadro). “No sé”, le contestó. “Son dos señores vestidos de traje sentados en el banco de un parque”. Ante esta respuesta, este despliegue de abstracción ante una obra tan “hiperrealista”, a uno no le queda más que echar por tierra cualquier tipo de prejuicio y preguntarse dónde está la verdadera perversión de tu trabajo: en la imagen descontextualizada que ofreces sin marco conocido, en el torpedeo que realizas de las técnicas o en la mirada del espectador, en este caso, mi propio y atormentado padre. Ahora ya sé a quién he salido.
De tu producción más reciente, m quedo con uno de los lienzos d Bare(ly)there (y sobran de nuevo los comentarios sobre los juegos de palabras de tus títulos, siempre tan punzantes, siempre tan certeros): ese autorretrato en el que pareciera q t hubieran pillao con el carrito del helao, resultado de que alguien se hubiera metido en el baño mientras t duchabas, hubiera corrido la cortina y t hubiera hecho una foto mientras intentabas taparte como puedes con una mano tus partes, mientras empuñas sorprendido y desafiante el teléfono de la ducha con la otra. Nos reíamos tu galerista y yo hace unos días a raíz de ese cuadro. Ella se preguntaba qué alto ejecutivo se iba a atrever a colgar eso en la sala d juntas de su empresa o en su mismísimo despacho. Él que lo consiga, pensé yo, habrá entendido a la perfección tu obra y, además, con un simple gesto, habrá dinamitado más de veinte siglos de historia del arte. Y habrá entendido como nadie lo que intentas esconder detrás de tu apariencia de chico malo –o revoltoso, k tampoco es tan fiero el diablo como lo pintan–, tus trucos, que son, sin lugar a dudas, tus trampas. Hemos pinchado en blando. Un saludo. Javier
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De: Javier Díaz-Guardiola [jdguardiola@eresmas.com]
Enviado: viernes, 07 de diciembre de 2007 16:43
Para: Casas, Juan Francisco
Asunto: RE: RE: RE: Saludos
Tienes razón. No te he dicho nada de los nuevos cuadros... En tu línea. Progresando adecuadamente, que nos decían a nosotros en la escuela. De nuevo tú en ausencia como nexo de unión, cuando no la salsa que condimenta el guiso. Algunos han entendido tu pintura, y tu trabajo en general, como fotogramas extraídos de una película que generan extrañeza porque no sabemos lo que venía delante, ni lo q ocurrió después de cada imagen. Cambios de escala, encuadres que se comen buena parte de la escena, brochazos convenientemente administrados como si de un cartel k anunciara “esto no es una foto” se tratara... Una ensalada de recursos que termina por generar el mal rollo. Pero yo para mí que el malestar visual y el temblorcillo de piernas lo producen más el acusado sentido del ridículo por parte del que mira la escena que la obra en sí misma, que ni tiene dientes, ni muerde. No sé dónde leí el otro día que Kierkegaard sostenía que al inventarse la fotografía, el retrato estaba al alcance de todos (en tu caso, de unos privilegiados). En las escenas de las que tú partes, no hay nada dramático, como tampoco lo hay en las fotos de cualquier aficionado. Cuando uno llega a una fiesta y se encuentra con que los que fueron más puntuales que tú están haciendo el burro o el ganso, no sale corriendo, porque, pese a lo surrealista de la escena, lo que prima es la complicidad entre los individuos que la disfrutan o sufren, circunstancia que sostiene la relación. Cuando uno permite que otro eche un vistazo a la cámara digital del primero sabe de antemano lo que se va a encontrar, porque incluso es probable que haya sido protagonista de alguna de las hazañas inmortalizadas para la memoria del ordenador que las albergará una vez q se borre la pastilla de la máquina. El malestar nace al descubrir que esa no era nuestra fiesta o q es nuestra la cámara la q se ha cogido sin permiso. Es la falta de confianza en lo q haces, JF, lo q puede disturbar. Lo demás son excusas de mal pagador. Saludos. Javier
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De: Javier Díaz-Guardiola [jdguardiola@eresmas.com]
Enviado: jueves, 06 de diciembre de 2007 22:58
Para: Casas, Juan Francisco
Asunto: RE: RE: Saludos
Juan Francisco! Ya he visto las obras que presentarás en Madrid. Son brutales! Me pides que te cuente lo k me parecen. Lo considero una perversión a estas alturas, porque sabes k lo de la crítica se me da fatal y siempre es mucho más difícil “puntuar” a un amigo. T hablo de los dibujos: me parece fantástico q t hayas seguido aventurando por esta senda, la misma q iniciaste en Fernando Pradilla en 2005. Por entonces, cuando decidiste aventurarte a actualizar de otra manera una técnica tan canónica y academicista con un material tan cotidiano y de andar por casa como la tinta de un bolígrafo, s veía q estabas comenzando a conocerte a ti mismo por estos lares. Ahora no sólo has conseguido amarrar al toro por los cuernos, sino k, por seguir con la comparación taurina, ponerte el mundo por montera al tender a los grandes formatos. Son alucinantes. Más limpios que los pequeños. Se ve que la concentración es máxima y que tiendes a eliminar lo superfluo (eso sí: nadie le ha sacado más partido a la seda dental). Papeles d más de dos metros, q es lo q parece q demanda la obra realista por antonomasia, con una factura cutre por el material, pero perfecta por su mimetismo fotográfico. Recuerdo q con anterioridad m comentaste q tu técnica es bastante normalita, como para salir del paso, k incluso tienes problemas para resolver algunas complejidades y k tu interés no es en ningún caso el de hacer algo q parezca una imagen fidedigna de la realidad. Todo eso queda en segundo plano aquí porque lo que importa, valga la gracia, es el tamaño. Si ya de por sí tus lienzos y tus primeros dibujos de factura manual y apariencia mecánica invitaban al desconcierto, a la narcolepsia momentánea, es ahora su dimensión lo que termina de noquear al espectador y sumirle en la desorientación más absoluta. Uno no sabe si “molestarse” por lo que representan o por cómo lo hacen. Lo que antes era ambiguo por rotundo ahora se hace gigantesco, y en la anomalía cabalgamos.
Por otro lado, en la serie “clik”, t sobreexpones aún más si cabe convirtiendo en motivo de los papeles a personas que fotografían a aquel que les está fotografiando. Nada más y nada menos k tú mismo. A uno le quedan las ganas de ver lo que recogieron sus máquinas de fotos. Tu técnica es sencilla pero eficaz: agarrar una cámara, disparar la escena nada ortodoxa que ha llamado tu atención (generalmente, desparrames personales y fiestas varias) y trasladar al lienzo o al papel, con óleo o con bolígrafo bic, lo que dio de sí esa imagen, con sus imperfecciones, sus flashazos, sus contraluces y su impertinente sentido de lo estético. Como bien has apuntando tú mismo, la foto consigue congelar y, por tanto, desnaturalizar, lo que en realidad es fugaz y efímero, pasajero y circunstancial. De esta manera, y poco a poco, has ido escribiendo tu propio diario (hemos ido conociendo a tus “conquistas” como si de una fotonovela se tratara), pero no a la manera de Warhol o Keith Haring, por poner dos ejemplos más bien pop, sino recogiendo escenas que para otros resultarían banales por su imprecisión, por su nula rigurosidad, por su intrascendencia o por su incumplimiento del protocolo. Tal vez, por tus modelos y tus formas te has convertido en el verdadero pintor de esa intrahistoria tan cacareada y que tanto se tiende a oponer a la Historia oficial de los grandes héroes. Pero incluso los protagonistas d esa intrahistoria terminan personificándose y convirtiéndose en héroes de segunda hornada. Quizás tú sí que te estés convirtiendo en el retratista de la individualidad, y, encima, haciendo lo que t da la gana. Y lo de los motivos, es lo menos importante (lo fácil es quedarse en eso, sobre todo en la “era del Tomate”, donde cuenta más cuántas veces lo hizo que quien lo hizo, porque lo tuyo es ofrecer resistencia a lo políticamente correcto desde unas técnicas, la pintura y el dibujo, que alguien se encargó hace tiempo de matar, de convertir en armas cargadas d pólvora mojada, d herramientas más próximas a lo intemporal y convertirse en alimento para el espíritu. Como eres artista, pensarán algunos, lo tuyo debe ser la denuncia social; como te dedicas a retratar a tus colegas de farra, a colocarte la ropa interior d tus amiguitas en la cabeza o a tatuarles pequeñas frases en lugares estratégicos, lo tuyo es asumido por el que no se entera de nada como banal y dañino. El golpe definitivo llega cuando uno descubre las consecuencias de la resaca mental. Entonces no se sabe si el alkasezer te lo tiene que ofrecer a ti o tragárselo él mismo a palo seco. M estoy rayando... Javier
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De: Javier Díaz-Guardiola [jdguardiola@eresmas.com]
Enviado: lunes, 03 de diciembre de 2007 15:21
Para: Casas, Juan Francisco
Asunto: Saludos
Qué pasa, Juan Francisco? Tío, eres de lo q no hay! Me he tenido q enterar por tu galerista de Madrid que estabas en Roma, con una beca de la Academia de España. A éstos también has conseguido “engañarlos”? ;). Me cuentan q con un proyecto sobre el retrato clásico, buscando las vinculaciones entre el Renacimiento y el Barroco con lo tuyo. Menudo morro. Seguro k, pese al poco tiempo q llevas, ya has quemado de nuevo, cual Nerón, media ciudad Eterna, q perderá el apelativo después d tu paso por allí. Menos mal q cada uno de tus dibujos o tus cuadros no son el resultado de una borrachera, sino que trabajas por series! Pues nada, ya me contarás d tus bacanales! Y las mismas fuentes m chivan que en enero expones en la galería Fernando Pradilla... Sabes q t digo? QUE T COMPRE QUIEN T ENTIENDA! No sabe lo que se lleva... Un saludete. Javier.
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