Juan Francisco Casas exhibe en Madrid sus obras de gran tamaño. Los cuadros hiperrealistas, de dos metros, reflejan instantes "divertidos"
OLGA PEREDA
MADRID
En el mundo del arte, decir que algo es "alucinante" puede resultar superficial. Sin embargo, en el caso de Juan Francisco Casas (La Carolina, Jaén, 1976) es muy difícil encontrar otro término que esté a la altura. Los enormes cuadros de Casas parecen fotos, pero una vez que el espectador se acerca se da cuenta de que están hechos con miles de trazos de bolígrafo azul. Concretamente, con bolis Bic de toda la vida.
A sus 31 años, Casas mantiene intacta su humildad y se muestra "sorprendido" por la repercusión mediática que ha tenido su última exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 2 de febrero en la galería Fernando Pradilla de Madrid.
En la muestra se pueden ver varios cuadros de dos metros que, a simple vista, parecen fotos en tonos azules. Las imágenes muestran a una chica limpiándose la boca con hilo dental, jugando con un bolígrafo, bebiendo un refresco o haciendo bromas con un amigo. No hay ninguna pincelada de por medio. El único instrumento utilizado por el artista es la tinta azul de un Bic. Bueno, de unos cuantos porque Casas utiliza tres o cuatro bolígrafos por cuadro, cada uno de los cuales le suele llevar dos semanas de trabajo.
La intensidad de los trazos permite distinguir perfectamente el brillo del pelo de la chica. Y el tono oscuro de su sujetador. Y el azul de sus ojos. Y las curvas de su vientre. Todo.
La técnica es similar a la que utilizaba Luis Eduardo Aute en sus dibujos-bolígrafos. La diferencia es que Casas utiliza solo el color azul y apuesta por el hiperrealismo. Primero hace una foto y después la pinta. "Lo que hago no es tan excepcional. ¿Quién no se ha entretenido pintando con un boli en su cuaderno?", asegura en conversación telefónica desde Roma, donde está becado por la Real Academia de España.
DESDE EL 2005
Casas siempre ha sentido pasión por dibujar. Sus primeros cuadros profesionales salieron al mercado en el 2005. Por aquel entonces, sus cuadros tenían un formato pequeño y su nombre solo era conocido en círculos especializados. Su golpe de suerte ha venido este año, con la exposición de sus trabajos de gran formato.
Casas, que siempre lleva consigo su cámara de fotos, destaca que sus imágenes reflejan escenas cotidianas y divertidas. "¿Quién se saca una foto un día que está deprimido?", se pregunta. "Trato de que mis obras reflejen momentos normales. Quiero resaltar --añade-- el contraste que supone dibujar un cuadro enorme en el que se ve un instante banal".
El artista jienense también pinta óleos sobre lienzos, aunque durante los próximos meses piensa centrarse en los cuadros dibujados con Bic. Casas quiere aprovechar su beca en Roma, donde permanecerá hasta julio, para apostar por el formato gigante: obras de tres metros. "Estoy trabajando en ello", destaca.
Respecto a su futuro, el joven artista no tiene claro en qué tipo de pintor quiere convertirse. "¡No sé ni qué haré dentro de tres meses!", concluye con una sonrisa.
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